Hoy cumplo 24 años. Como hice con los 23, aprovecho este día para compartir algunos de los aprendizajes de este último año.
1. Cada persona contiene multitudes y contradicciones
Por tu cabeza pasan pensamientos de todo tipo, desde el alto y noble ideal hasta el incómodo abismo. Qué haces con esos pensamientos es más importante que cuáles son esos pensamientos. Utilizas etiquetas para categorizar a quienes te rodean. La complejidad de cada individuo se resiste a la prisión. Cada persona contiene multitudes y contradicciones.
2. Minimiza el arrepentimiento
Iván Ilich es el protagonista de una de las novelas de Tolstoi. Este juez con altas aspiraciones profesionales está inspirado en hechos reales. En el tercer capítulo, Iván se sube a una escalera de mano para mostrar al tapicero cómo quiere las cortinas de su nueva casa. En el último escalón, resbala y cae al suelo. Es el principio del fin.
Antes de morir, Iván reflexiona:
«Se le ocurrió ahora que lo que antes parecía de todo punto imposible, a saber, que no había vivido su vida como la debía haber vivido, podía en fin de cuentas ser verdad. Se le ocurrió que sus tentativas casi imperceptibles de bregar contra lo que la gente de alta posición social consideraba bueno —tentativas casi imperceptibles que había rechazado inmediatamente— hubieran podido ser genuinas y las otras falsas. Y que su carrera oficial, junto con su estilo de vida, su familia, sus intereses sociales y oficiales… todo eso podía haber sido fraudulento. Trataba de defender todo ello ante su conciencia. Y de pronto se dio cuenta de la debilidad de lo que defendía. No había nada que defender».
«Proyectarme en el futuro, a los 80 años, y mirar hacia atrás en mi vida para minimizar el número de arrepentimientos». Así Jeff Bezos toma las decisiones importantes.
3. Vive el tiempo
No todo el tiempo que pasa es vida. Los griegos tenían dos palabras para el tiempo: chronos y kairós. Chronos es el tiempo cuantitativo, el imparable avance del reloj. Kairós es el tiempo cualitativo, la oportunidad aprovechada. Cuando kairós llame a la puerta, no dejes que chronos te impida abrirla. «Como si bebieras de un torrente rápido y que no va a correr siempre», le escribió Séneca a Paulino.
El tiempo vuela. No te olvides de vivirlo.
4. Relee buenos libros más a menudo
Elegir qué libro leer es otra de las caras del dilema explorar-explotar. Puedes leer un nuevo libro o puedes volver a ese libro cuyas ideas te cambiaron la vida. Este año ha sido el que más libros he releído. Ya he perdido la cuenta con Antifrágil y sigo encontrando nuevas ideas. Creía que ya había aprendido todo de algunas páginas, hasta que he vuelto a releerlas. Explicar las ideas de cada libro, me ayuda todavía más a interiorizar los conceptos.
5. Quéjate construyendo
Quejarte te hace pensar que eres inteligente. Te crees el único que ve los problemas del mundo. Lo pregonas en redes sociales y no tardan en llegar los aplausos. Pronto sentirás ganas de señalar un nuevo problema. El mundo seguirá igual después de tu crítica.
Si quieres atención, quéjate gritando. Si quieres cambiar el mundo, quéjate construyendo. Elige un problema y pelea en la arena.
«No es el crítico quien cuenta; ni aquél que señala cómo el hombre fuerte se tambalea, o dónde el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo y el sudor y la sangre; quien se esfuerza valientemente; quien erra, quien da un traspié tras otro, pues no hay esfuerzo sin error ni fallo; pero quien realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, las grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso, y quien en el peor de los casos, si fracasa, al menos fracasa atreviéndose en grande, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni la derrota».— The Man in the Arena, Theodore Roosevelt
6. Apresúrate despacio
Festina lente. Ten prisa por tener tiempo para decidir. No juzgues de inmediato. No te conformes con lo aparente. No lances tu opinión sin antes haberte informado. No digas que sí por teléfono. Las prisas son malas consejeras. Escribe Gracián: «A quien pide con prisa (lo que es una treta para engañar a la prudencia), conceder tarde». Corre a postergar tu respuesta.
El aforismo 151 de El arte de la prudencia es uno de mis favoritos:
«Pensar por adelantado: hoy para mañana incluso muchos días. La mayor fortuna se hace con horas de previsión. Para los prevenidos no hay malas contingencias, ni para los preparados hay aprietos. El razonamiento no debe retrasarse hasta la ocasión crítica, sino que debe anticiparse. Con la madurez del pensamiento cuidadoso hay que prevenir el tiempo más riguroso. La almohada es una sibila muda, y dormir sobre las preocupaciones vale más que desvelarse por ellas. Algunos hacen y después piensan; buscan excusas más que consecuencias. Otros no piensan ni antes ni después. Toda la vida debe consistir en pensar para acertar el rumbo. La prevención y el pensamiento cuidadoso son un buen recurso para vivir adelantado».
7. Nada es gratis en la economía de la atención
Gratis es la Gran Mentira de la era digital. La información es cada vez más abundante pero la atención sigue siendo igual de escasa. Informarse implica renunciar.
Ese maestro de la atención, ¿es sólo buen marketing o realmente tiene un mensaje que merece atención?
8. Cuesta más tiempo, más dinero y más esfuerzo de lo que crees
En septiembre del año pasado me embarqué en dos grandes proyectos: hacer rentable Aprendizaje Infinito sin vender ni recomendar productos en los que no creo, y escribir un libro.
Ambos van por buen camino: en el momento de escribir estas líneas, dentro de La Membresía hay más de 160 miembros y al libro le faltan dos capítulos. Ambos han costado más tiempo, más dinero y más esfuerzo de lo que pensaba.
Gracias a Pablo Melchor, fundador de Ayuda Efectiva, por ponerle palabras a este aprendizaje. Creo recordar que Pablo se lo escuchó a François Derbaix, fundador de Indexa Capital.
9. Haz tuyas las ideas
El chófer de Planck fue capaz de dar una charla sobre física cuántica. El engaño duró hasta el turno de preguntas. Para conocer profundamente, tienes que pagar las consecuencias.
Richard Feynman se explicaba a sí mismo, en las hojas en blanco de su cuaderno, las ideas que quería aprender.
No te conformes con saber nombrar. Explica con tus propias palabras. Pasa los conceptos por tu filtro. Reflexiona. Haz tuyas las ideas.
10. Mide con cuidado
Dave Mustaine eligió como métrica del éxito a Metallica. Se convirtió en uno de los mejores guitarristas del mundo y seguía siendo infeliz.
Los británicos eligieron como métrica las cabezas de cobra. El incentivo consiguió justo lo que premiaba: las cabezas de cobras se multiplicaron.
La métrica no es el objetivo. Mide lo importante. Mide con cuidado.
«Que una medición sea precisa, reproducible y fácil de realizar no significa que deba hacerse, sino que puede ser mucho más preferible otra mucho más pobre que esté más estrechamente relacionada con sus objetivos». — Richard Hamming
11. No asumas el papel de víctima
Descubrí la teoría diádica en Los peligros de la moralidad. Según esta teoría, en nuestra mente creamos una pareja moral compuesta por el agente y el paciente, el perpetuador y la víctima. Esta díada nos lleva a encasillar moralmente a las personas: o eres agente o eres paciente. El agente moral tiene responsabilidad y capacidad de agencia, y ya no puede ser paciente. El paciente moral, tiene capacidad de sufrir y derechos, y ya no puede ser agente.
Cuando te conviertes en víctima (paciente moral) pierdes tu capacidad de agencia. Adiós a la posibilidad de cambiar por tus propios medios y a esperar a que un tercero venga a solucionar tus problemas. No asumas el papel de víctima.
12. Viaja al pasado
Los clásicos esconden valiosas respuestas para quien se para a preguntarles. Los consejos de Gracián serán más relevantes mañana que las noticias de ayer. El futuro se encuentra en el pasado.
13. Merécete lo que tienes y quieres
La regla de oro de Charlie Munger: «la forma más segura de intentar conseguir lo que quieres es intentar merecer lo que quieres». Sé digno de lo que tienes y acumula méritos para lo que quieres.
14. No tengas ídolos
Tus modelos te enseñan qué merece la pena desear. Sobre esta idea del filósofo René Girard, Luke Burgis contruye la filosofía de ¡Lo quiero!.
Todos tenemos nuestras mierdas. Ninguna persona es perfecta. Si crees lo contrario es que no la conoces lo suficiente. Admira acciones, no personas. No compres todo el pack. No tengas ídolos.
15. Diferencia ser, parecer y tener
Arthur Schopenhauer trazó una división fundamental: lo que uno es, lo que uno tiene y lo que uno representa. ¿Qué cultivas en tu vida? ¿Ser, tener o parecer? Arturo lo tiene claro:
«Es una gran torpeza perder en lo interno para ganar en lo externo, es decir, sacrificar parcial o totalmente la tranquilidad, la independencia y el ocio en aras del brillo, el rango, el lujo, los títulos o los honores».
16. Duda de lo que importa dudar
Sin saltos de fe no puedes avanzar. El Cisne Negro te enseña a dudar de lo que importa dudar. ¿Dónde están los sucesos que todo lo cambian? En el Cuarto Cuadrante de Extremistán, donde hay consecuencias de estar equivocado; allí es donde merece la pena dudar.
17. Desaprende
El camino a la sabiduría no es una línea recta de acumular más ideas. La diferencia entre el aprendiz y el maestro no es sólo cuantitativa, también es cualitativa. No sólo hay que aprender nuevas ideas, también hay que desaprender las ideas equivocadas.
De los 23 aprendizajes del año pasado, he desaprendido el 3: «Desconecta de todo menos de ti». A veces viene bien desconectar de uno mismo para volcarse en los demás. La soledad elegida alternada con la mejor de las compañías. Lo individual al servicio de lo colectivo.
18. No aprendas solo
El genio autodidacta es uno de los grandes mitos del aprendizaje. Einstein es el ejemplo por excelencia. Desde pequeño, recibió una educación superior en la que las personas adultas despertaron y alimentaron su interés por la física.
La trilogía de Erik Höel sobre la tutorización aristocrática desarrolla la importancia crucial de los tutores entre los genios. En Aprendizaje Infinito encontrarás los tres artículos traducidos al castellano:
(1) ¿Por qué hemos dejado de hacer Einsteins?
(2) Objeciones a la importancia de la tutorización aristocrática.
(3) ¿Cómo se educaba a los genios?
19. Persigue los placeres que importan
Con el auge actual del estoicismo, el epicureísmo se ha convertido en el fácil enemigo bajo el que unir la causa. Epicuro aclara cómo se mal entendió –y se mal entiende– su filosofía:
«Así pues, cuando afirmamos que el gozo es el fin primordial, no nos referimos al gozo de los viciosos y al que se basa en el placer, como creen algunos que desconocen o que no comparten nuestros mismos puntos de vista o que nos interpretan mal, sino al no sufrir en el cuerpo ni estar perturbados en el alma».
El epicureísmo es perseguir los placeres que importan.
«Es mejor aguantar los trabajos de poca monta, a fin de gozar de gozos mayores. Conviene abstraerse de gozos de poca monta, para no experimentar sufrimientos más difíciles».
20. Pierde el tiempo
Rousseau creía que la regla más útil e importante de la educación es perder el tiempo.
El general Fabio Máximo era conocido como Cunctator: «el que retrasa». Procrastinando la batalla, derrotó a Aníbal en las puertas de Roma.
La historia que mejor captura el enorme valor de perder el tiempo se encuentra en Siete breves lecciones físicas, de Carlo Rovelli:
«De joven, Albert Einstein pasó un año haraganeando ocioso. Si no se pierde el tiempo no se llega a ningún sitio, algo que los padres de los adolescentes olvidan a menudo. Estaba en Pavía. Había vuelto con su familia tras dejar los estudios en Alemania, donde no soportaba el rigor del instituto. Era a comienzos de siglo, y en Italia se producía la Revolución Industrial. Su padre, que era ingeniero, instalaba las primeras centrales eléctricas en la llanura del Po. Albert leía a Kant y a ratos perdidos asistía a clases en la Universidad de Pavía: por diversión, sin matricularse ni hacer exámenes. Es así como se llega a ser científico en serio».
21. Ponte a prueba
La falta de retos perjudica a los mejores. La dificultad es un ingrediente indispensable para una vida significativa. Elige las batallas que merecen la pena. En el aprendizaje, las dificultades deseables.
22. Tensa las amarras
Las sirenas están al acecho y no quieres que te encuentren mal preparado. Atado al mástil de lo importante, tensa las amarras.
23. Ejerce y protege tu libertad
La libertad es la lucha de Montaigne en sus Ensayos. Las cadenas (auto)impuestas son el formidable enemigo a batir. La duda y el papel como armas. La trastienda como campo de batalla.
El escritor Stefan Zweig comparte, en un pequeño librito dedicado a Montaigne, una importante lección vital:
«Una de las misteriosas leyes de la vida es que descubrimos siempre tarde sus auténticos y más esenciales valores: la juventud, cuando desaparece, la salud, tan pronto nos abandona, y la libertad, esa esencia preciosísima de nuestra alma, sólo cuando está a punto de sernos arrebatada o ya nos ha sido arrebatada».
Ejerce y protege tu libertad hoy. Quizás mañana sea demasiado tarde.
24. Mete las repeticiones
Las respuestas honestas sólo las encuentran quienes se dejan la piel en el proceso. Solo descubrirás si tienes talento, si pagas el precio. Mete las repeticiones.
Sergio-.
Felicidades Sergio por tu cumpleaños y sobretodo felicidades por esos 24 aprendizajes. Sinceramente impresionada con el contenido de esta publicación con tu edad. Eres todo un ejemplo de un gran aprendizaje. Gracias por compartir toda esta sabiduría. 😊
Felicidades. Y gracias por compartir todo ese aprendizaje infinito tuyo.