8 principios prácticos - The Art of Learning (II)
Cómo poner en práctica las enseñanzas de Josh Waitzkin
La maestría, que poco tiene que ver con la adulación externa, se aprende. Foco en el proceso, la información de los resultados y el conflicto interno; tres de los ingredientes para este viaje interior. Bailar en lo gris, cometiendo errores y enfrentando dificultades. Eliminar todo aquello que te impida llegar a ser el que eres. Los fundamentos de The Art of Learning. En la edición de esta semana, toca bajar al barro y poner en práctica las enseñanzas de Josh.
1. Rompe las espirales negativas
Los errores son inevitables. Cometerlos es parte del camino. El problema es no aprender de ellos, pasando por alto la equivocación. Las preguntas bien formuladas, si se responden con honestidad, esconden valiosas lecciones. ¿Qué está fallando? ¿Cómo puedo solucionarlo? Aquel que no reflexiona sobre sus errores, está condenado a repetirlos.
Es en la acumulación donde emerge el verdadero peligro: «El primer error rara vez es desastroso, pero la espiral negativa del segundo, tercer y cuarto error crea una reacción en cadena devastadora.» Si no los corriges, los errores se juntan hasta consumirte. Frena el contagio. Párate y piensa. Busca una solución. Al igual que los errores, los aprendizajes también se acumulan. Con cada corrección, podrás enfrentarte a nuevos problemas más interesantes, avanzando en el camino hacia la maestría.
2. Encuentra tu voz
Si el aprendizaje es la autoexpresión sin obstáculos, el viaje nace en el autoconocimiento. La adulación extrema es la tentación de acabar agradando a unos pocos para acabar fallándote a ti mismo. Descubre a dónde va esa madriguera, enfrenta nuevos retos y prueba nuevas ideas. Conócete en la soledad de la cueva. Escúchate. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste sólo con tus pensamientos? Las preguntas — ¡una vez más! — desvelan la incómoda realidad. ¿Qué es lo que te hace diferente? Entiende tus peculiaridades y protege el espacio para que emerja tu voz.
En este consejo se esconde otra trampa: la justificación de lo diferente. Ser diferente no es una licencia para hacer barbaridades. Lo que esta mal está mal, independientemente de quién lo haga. El mayor peligro, en palabras de Peter Thiel, es «estar tan seguro de tu propio mito que pierdas la cabeza.»
3. Mantén la mentalidad de principiante
Siempre te quedan cosas por aprender, nunca lo olvides. Me viene a la cabeza el aprendizaje nueve: «Acércate al mundo con la humildad de aquel consciente de su ignorancia, y la ambición del que cree que puede conocerlo todo.» Practicas para saber, no porque ya sepas.
4. Invierte en perder
El cableado para optimizar la energía te empuja a mantenerte cómo y dónde estás. Los hábitos antiguos frenan el cambio de conducta. Aplica la vía negativa, elimina antes de añadir. También la comodidad de ser el más listo de la habitación dificulta tu progreso. Rodéate de personas mejores que tú para recordarte constantemente lo poco que sabes; es el entorno perfecto para no perder la mentalidad de principiante. Puede dolerle a tu ego — dejas de destacar — pero es la mejor inversión en tu crecimiento.
La trampa está en las expectativas, tanto propias como ajenas. Temes la pérdida y juegas a empatar. Sin asumir riesgos, sin exponerte a nuevos retos, sin cometer nuevos errores y corregirlos, dejas de avanzar. Si quieres seguir mejorando debes estar dispuesto a equivocarte.
5. Practica el detalle
La atención escasea en esta era de la hiperconectividad. La búsqueda constante de novedad, ese demonio de la dopamina barata del que habla Naval, es la nueva norma. Dominar una disciplina implica conocer cada uno de sus detalles. Hoy se busca el truco, el atajo, y nada se aprende profundamente. Te aburres y cambias, ¡será por alternativas!
Josh propone nadar contracorriente, aislarnos de las distracciones y practicar el detalle durante horas. Así, «pieza a pieza, interiorizas gradualmente en tu piel los principios.» Practica despacio hasta que, con el dominio suficiente, puedas acelerar. Pule los detalles, sin prisa pero sin pausa.
Los aprendizajes se acumulan y la mente se libera, aumentando tu perspectiva. Piensa en algo que se te de bien. Con lo que sufrías al principio, es ahora tu calentamiento. En lo que antes veías una maraña indescifrable de complejidad, identificas patrones y estructuras por las que navegar. Lo que ni siquiera sabías que sabías, hoy es conocimiento que manejas sin apenas esfuerzo.
6. Estate presente
Dudo que pueda describir este principio mejor que las líneas de Josh:
«En todas las disciplinas, la capacidad de ser lúcido, de estar presente y de mantener la calma bajo el fuego es lo que separa a los mejores de los mediocres.
[...]
En ausencia de un refuerzo externo continuo, debemos ser nuestro propio monitor, y la calidad de la presencia es a menudo el mejor indicador.
[...]
Por otra parte, si la presencia profunda y fluida se convierte en nuestra segunda naturaleza, la vida, el arte y el aprendizaje adquieren una riqueza que no dejará de sorprender y deleitar. Los que sobresalen son los que maximizan el potencial creativo de cada momento: para estos maestros de la vida, la presencia en el proceso de aprendizaje diario es similar a la pureza de concentración que otros sueñan con alcanzar en los raros momentos en los que todo está en juego. El secreto es que todo está siempre en juego. Cuanto más presentes estemos en la práctica, más presentes estaremos en la competición, en la reunión, en el examen, en la mesa de operaciones, en el gran día. Si tenemos alguna esperanza de alcanzar la excelencia, por no hablar de demostrar lo que tenemos bajo presión, tenemos que estar preparados mediante un estilo de vida de refuerzo. La presencia debe ser como la respiración.»
7. Crea inspiración construyendo tu disparador
En 2001, Josh Waitzkin decide competir en una categoría superior a su peso en un campeonato regional de Tai Chi Chuan. Durante la final, escucha un crack en su hombro. Posiblemente se ha roto. El dolor llevaría a Josh a un estado de foco que pocas veces había experimentado. Al terminar la competición, pensó: «ahora que sé de que va el verdadero foco, quiero estar allí todo el tiempo — pero no quiero romperme un hueso para que mi mente acceda a todo su potencial.»
La relación del aprendiz con el caos atraviesa tres fases: en la primera, entiende cómo estar en paz; en la segunda, descubre cómo usar el caos a su favor; y en la última, aprende a crear la inspiración sin importar lo que ocurre a su alrededor. Josh propone invertir el problema: en lugar de esperar de brazos cruzados a que la motivación aparezca, construyes un disparador para acceder a los estados de concentración.
Para crear tu propio “hueso-roto”, lo primero es conocerte y saber en qué estados emocionales rindes mejor. Después toca asociar una señal a estos estados. Antes, déjame que te introduzca las cuatro fases en las que James Clear divide un hábito. La señal (1) es la información que predice la recompensa gracias a la asociación de experiencias pasadas, la anticipación (2) de la recompensa nos motiva a actuar, la respuesta (3) es la propia acción, y la recompensa (4) es aquello que obtienes mientras o después de actuar.
Ahora piensa en tu día a día. ¿En qué momentos encuentras tus mejores estados emocionales? Josh comenta que lo más común suele ser que pasemos por alto este tipo de instantes porque «simplemente estamos descansando». Puede ser cantando en la ducha, corriendo, paseando, entrenando, escuchando música…
Una vez tengas identificado este momento, crea una rutina de cuatro o cinco pasos justo antes. Te pongo el ejemplo que Josh creó con uno de sus alumnos, Dennis. Primero comer un aperitivo, luego quince minutos de meditación, después diez minutos de estiramientos para acabar con una canción de Bob Dylan justo antes de jugar a la pelota con su hijo (la actividad que llevaba a Dennis a conectar con sus mejores emociones).
Durante un mes, Dennis repitió esta rutina. La conexión estaba creada, el siguiente paso era exportarla. Dennis probó a hacer la rutina justo antes de una reunión importante. La reunión fue como la seda y estuvo completamente presente. Su cerebro había asociado el estado emocional a la rutina, lo que venía después había pasado a un segundo plano.
Te preguntarás, ¿una hora para estar concentrado? No siempre vas a disponer de tanto tiempo. Josh es consciente de que la flexibilidad es el estado ideal y las condiciones óptimas suelen ser la excepción. Toca comprimir. En el caso de Dennis, primero fue meditar doce minutos en lugar de quince, luego estirar ocho minutos en lugar de diez, hasta que sólo con pensar en el tono de la canción de Dylan, fue capaz de entrar en la zona.
8. Prepárate para la sorpresa
Josh nos regala una última idea al final del libro:
«Si algo he aprendido a lo largo de mis primeros veintinueve años, es que no podemos calcular hasta el final nuestras importantes contiendas, aventuras y grandes amores. Lo único con lo que realmente podemos contar es con que nos sorprendan. Por mucha preparación que hagamos, en las verdaderas pruebas de nuestra vida nos encontraremos en terreno desconocido. (...) Creo que la clave está en habernos preparado de una manera que permita la inspiración, en haber sentado las bases para que podamos crear bajo las presiones más salvajes que jamás hayamos imaginado.»
Rompe las espirales negativas, encuentra tu voz, mantén la mentalidad de principiante, invierte en perder, practica el detalle, estate presente, crea inspiración construyendo tu disparador y prepárate para la sorpresa. De los 8, pon en práctica los principios que creas que pueden funcionarte. No tienes que seguirlos todos, solo los que encajen con quién eres.
Sergio -.
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Gracias por leer Aprendizaje Infinito.
"Si algo he aprendido a lo largo de mis primeros veintinueve años...". Creo que en mis primeros 29 no aprendí casi nada, he necesitado casi otros 29 para empezar a entender algo. A ver si duro otros 29.
Hola Sergio, gracias por tu trabajo, no entiendo un aspecto del ejemplo que Josh creó con uno de sus alumnos, Dennis. Lo de primero comer un aperitivo. Los otros puntos le encuentro su sentido pero eso de comer primero un aperitivo porqué es?
Si alguien me lo puede explicar se lo agradezco... Tu o cualquiera?