¿Cuánta información consumes en un día? Piensa en los correos electrónicos que lees, en el tiempo deslizando en redes sociales, en los podcast que escuchas y en los vídeos que ves.
Es lo que tienen los buffets, sueles comer más de la cuenta.
El buffet de información tiene sus peculiaridades. Por cada segundo que pasa, aparecen nuevos platos; más de los que podrías llegar a consumir en toda una vida. Una nueva variedad de comida, preparada para llamar y secuestrar tu atención, empieza a destacar de entre todos los alimentos. La cocina de la abuela empieza a perder terreno. Para los que nos gusta comer, este exceso de variedad y cantidad, puede terminar en obesidad. En un buffet que tiende al infinito no puedes probar todos los platos. En tu estómago entra la comida que entra. Ingerir uno de los Ensayos de Montaigne compite en espacio con leer el último best seller americano. Sí, claro que puedes hacer ambas cosas, pero llegará un punto en el que tendrás que renunciar. La derrota es el punto de partida.
Las apariencias son el filtro que utilizamos por defecto. Creadores de contenido y medios de comunicación lo saben y emplean cualquier arma en la guerra por tu atención. Desde recetas para conseguir tus deseos más profundos sin esfuerzo, hasta posiciones extremas para despertar tu yo más tribal, pasando por ataques y faltas de respeto. En un buffet donde la apariencia de los platos está diseñada para despertar tus instintos más profundos, no es buena idea ceder el control al elefante. Surge la necesidad de desarrollar tácticas para comer mejor.
Cómo comer (mejor) en el buffet de la información
(1) Entiende los incentivos.
El emisor quiere lo mejor para él, no para ti. Entender el sistema de incentivos del emisor te permite valorar si ambos os podéis beneficiar o si se está beneficiando a tu costa. Los medios de comunicación y las redes sociales viven de tu atención. Su modelo de negocio se basa en el tiempo que pasas pegado a la pantalla. El objetivo no es mantenerte informado sino mantenerte enganchado.
Los creadores de contenido no somos la excepción a los incentivos. Capturamos tu atención y buscamos monetizarla. Algunos, recomiendan productos con un código de descuento a cambio de dinero de las marcas. Otros, y aquí me incluyo, creemos que el valor reside en el propio contenido y ofrecemos más y mejores ideas para las personas dispuestas a pagar. Los contenidos de pago pueden ir desde cursos de miles o cientos de euros, hasta membresías de menos de diez.
Preguntas para reflexionar: ¿Están los incentivos del emisor alineados con los tuyos? Informarte no es gratis: ¿merece la pena lo que recibes por lo que pagas (atención y/o dinero)?
(2) Determina la relevancia del mensaje
La comida te la vas a comer tú, así que procura que sea relevante para ti. Busca las ideas que mejoran tu vida y la de las personas de tu alrededor, no las que te recomiende el algoritmo. No todo es utilidad, también hay espacio para la información que entretiene. Pero no confundas el capricho puntual con la base de una alimentación sana.
Pregunta: ¿Por qué quieres consumir esa información? ¿Qué vas a hacer con ella?
(3) Evalúa la credibilidad de la fuente
Si es para entretenerte, el criterio es el placer que produce. Si es para aprender, el criterio es la credibilidad de la fuente. Se puede aprender de todo el mundo pero no merece la pena aprender de cualquiera. Busca buenos maestros, te evitarán muchos de los malos alimentos. No confíes ciegamente en ninguna autoridad, cuestiona. Nunca te conformes con una única opinión, triangula.
«Las opiniones más creíbles son las de personas que 1) han realizado repetidamente y con éxito la acción en cuestión, y 2) han demostrado que pueden explicar lógicamente las relaciones causa-efecto que subyacen a sus conclusiones.» — Ray Dalio
Cuidado con el sesgo de supervivencia. Es más creíble si los resultados de las ideas se replican en otros. No confundas la anécdota con la prueba. Ni popularidad es sinónimo de credibilidad, ni consenso es sinónimo de verdad. Las acciones son más creíbles que las palabras. Quien ha cometido errores y los ha solucionado es más creíble que quien dice no haber cometido ninguno. Si patina tres o cuatro veces seguidas, quizás es buen momento de cambiar de fuente.
Pregunta para reflexionar: ¿Por qué deberías (des)confiar? ¿Qué pruebas aporta?
(4) Amplía el horizonte temporal
En 2011, Edge lanzó una fascinante pregunta: ¿Cuál es el concepto científico que mejoraría el conjunto de herramientas cognitivas de todo el mundo? Kahneman respondió: «Nada en la vida es tan importante como piensas que es mientras estás pensando en ello».
La ilusión de enfoque distorsiona nuestra percepción de la realidad. Sobrevaloras la importancia de la última idea con la que te acabas de cruzar hasta el punto de creer que es la más importante. Lo importante no suele ser nuevo y lo nuevo no suele ser lo importante. Las noticias y las modas sobrevaloran la novedad. Lo importante –los cimientos– no cambian de un día para otro. El tiempo añade perspectiva. Los clásicos contienen respuestas para quien sabe preguntarles.
Pregunta: ¿Será esta información relevante en un año?, ¿y en diez?
(5) Prepara tus propios platos
El objetivo no es la información sino el conocimiento. Las calorías no se transforman inmediatamente en masa muscular igual que la información no se transforma inmediatamente en conocimiento. Para que el diámetro del bíceps crezca hay que darle motivos, y eso se consigue poniendo a prueba el músculo. Para conocer más, necesitas poner a prueba la información. No basta con atiborrarse sin esfuerzo de lo que hay ahí fuera. Tienes que ser capaz de añadir y quitar ingredientes. Tienes que ser capaz de preparar tus propios platos.
Conocer es destilar y conectar la información necesaria para actuar correctamente. Conocer implica ser capaz de preparar tus propios platos. Conocer es un proceso duro que requiere de cierto ayuno para poder pensar, conectar ideas y construir metáforas propias. Conocer es hacer tuyas las ideas. Y la escritura es la mejor tecnología que hemos encontrado para esta titánica tarea.
Pregunta: ¿Cómo se ha preparado la comida que tengo enfrente? ¿Qué ingredientes le faltan para que el plato sea más nutritivo?
Para comer mejor
Entiende los incentivos. ¿Están los incentivos del emisor alineados con los tuyos? Informarte no es gratis: ¿merece la pena lo que recibes por lo que pagas (atención y/o dinero)?
Determina la relevancia del mensaje. ¿Por qué quieres consumir esa información? ¿Qué vas a hacer con ella?
Evalúa la credibilidad de la fuente. ¿Por qué deberías (des)confiar? ¿Qué pruebas aporta?
Amplía el horizonte temporal. ¿Será esta información relevante en un año?, ¿y en diez?
Prepara tus propios platos. ¿Cómo se ha preparado la comida que tengo enfrente? ¿Qué ingredientes le faltan para que el plato sea más nutritivo?
Espero que estas cinco ideas te sirvan como inspiración para comer (mejor) en este buffet de información. ¿Qué tácticas o ideas utilizas tú? Puedes dejarlas en los comentarios o responder a este correo.
Sergio-.
P.D: Mañana te enviaré un correo compartiendo contigo un plato que podría interesarte.
Gracias por leer Aprendizaje Infinito.
➜ Si estás buscando comida más nutritiva, puede que te interesen los contenidos de pago.
Mi abuelo pasaba unas buenas horas cada mañana zampándose 5 periódicos, "para sacar la media", decía siempre al terminar, mientras se limpiaba las manos manchadas de tinta. Yo sigo su línea, asomándome e incluso siguiendo a medios y gente que está en las antípodas de lo que pienso. Gracias a ello, percibo mejor los patinazos y disparates de aquellos a los que tiendo a creer.
He sido siempre consumidor compulsivo de información, y la verdad es que la comida basura es especialmente atractiva: Titulares llamativos, morbo, teorías rompedoras, etc. Lo bueno es que con el tiempo te das cuenta de que rascando bajo esa superficie no suele haber mucho.
Lo has explicado perfectamente, es todo un reto saber elegir. Poco a poco, humildad, sentido crítico, y a aprender de los que saben más que uno. Ese es el camino