Discusión sobre este post

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Avatar de Ainhoa

En los días que corren, cualquiera puede convertirse en ídolo de algunas masas, a las cuales impresiona por lo que muestra en sus perfiles, generando un imagen totalmente irreal e ilusoria de lo que es su vida, y creando unas expectativas totalmente distorsionadas a los que los idolatran. Esto dará lugar, ya lo está haciendo, a personas completamente alejadas del mundo real y extremadamente insatisfechas con lo que la vida, en general, es en realidad.

Para la inmensa mayoría, la vida no es levantarse a las 4 de la tarde cada día en un sitio paradisíaco diferente, con 1 coche de lujo en cada casa q tienes, ni al lado de la persona más artificialmente espectacular. Se ven jóvenes dando por hecho que van a ser el próximo Ibai, Llados y compañía, y la realidad de tener que hacer luego los deberes de Lengua les supera y les frustra.

La deficion de pensamiento crítico que aportas es brutal, y precisamente de eso, y otras aptitudes cruciales, adolecen la tran mayoría de las personas, nuevas generaciones y no tan nuevas.

Porque el pensar supone esfuerzo, ahí no basta la escucha pasiva que interesa que el pueblo tenga, y que al propio pueblo le es mucho más cómoda.

Y pensar de forma crítica, supone esfuerzo al cuadrado.

Es mucho más sencillo ser fanático de algo o alguien, y repetir o defender su discurso de arriba a abajo, que dedicar unos minutos a analizar lo que esa persona que admiramos defiende, dejando de lado su valor (por ejemplo deportivo).

Porque el pedestal entonces se puede resquebrajar, y la disonancia cognitiva de darse cuenta de que no estamos de acuerdo con nuestro ídolo, sería difícil de gestionar para muchos.

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Avatar de Carlos

Muy bueno Sergio. Tal vez es porque mis ídolos me decepcionaron muy pronto y aprendí a defenderlos a pesar de sus errores, pero el caso es que tengo muy presente lo que cuentas. Sin fanatismo. Cuando todo va bien no son dioses, pero cuando fallan, no hay que quemarlos en la hoguera.

Lo primero, ¿cómo voy a pedir a alguien que sea perfecto, cuando yo no lo soy ni de lejos?

Nadie es un dios por jugar muy bien a fútbol o por ser un músico prodigioso. Ni siquiera por tener ideas que cambian la historia de la humanidad.

Estamos hablando de personas, con sus circunstancias, sus vivencias, sus traumas, sus debilidades. Creo que lo justo es disfrutar de aquello que hacen maravillosamente bien, y reivindicar eso. Para lo demás (juicios morales, etc) más nos vale mirarnos antes en el espejo.

Hay mucho hate, mucho hacer leña del árbol caído. A mí ni me va ni me viene, pero instintivamente en esos momentos me pongo siempre del lado del ídolo acabado.

No tiene que ser fácil ser una de estas personas. Nuestros ídolos no eligieron la vida que les tocó, y posiblemente tampoco estaban preparados para soportar la presión o para tomar mejores decisiones. Vivieron como pudieron, con unas circunstancias más extremas que las de la mayoría.

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