Las empresas hacen frente al dilema: ¿aumento los recursos en lo que hoy funciona o invierto en hipotéticos modelos de negocio para mañana? Clay Christensen nombró a este problema el dilema del innovador. La respuesta depende de la fase en la que se encuentre la empresa. ¿Eres una start-up? Explora hasta que encuentres un modelo que explotar. ¿Eres una gran empresa consolidada? Exprime tu vaca lechera e invierte en experimentos para que dos jóvenes en un garaje no revienten tu empresa en unos años. Sabiendo que tu modelo de negocio tiene fecha de caducidad, al menos intenta que sea tu propia empresa la que lo jubile.
Los guaqueros colombianos también se enfrentan a la encrucijada. Se cuelan por la noche en la mina y las horas para encontrar la esmeralda son limitadas. ¿Seguir picando en el túnel central o probar suerte creando un desvío? Rara es la respuesta simple en un problema complejo. La situación determina el mejor camino. Si en el túnel central hay una veta de esmeralda, ¿cómo vas a desaprovechar la ocasión? Si el camino más transitado lleva tiempo con signos de agotamiento, ¿por qué no probar una nueva alternativa? El objetivo sigue siendo el mismo: enguacarse, encontrar el tesoro. Las pequeñas decisiones en el túnel condicionarán el resultado.
La carrera profesional esconde otra variante de este problema. ¿Sigo en mi trabajo actual o pruebo una nueva aventura? ¿Sigo especializándome o apuesto por un perfil multidisciplinar? De nuevo, buscas certezas. De nuevo, no hay respuestas universales. Es tu posición la que determina tu equilibrio. Eres tú quien pagará las consecuencias de seguir en el tren o de saltar al vacío. ¿Acabas de salir de la universidad, vives con tus padres y no te convence el trabajo en el que estás ahora? Explora. ¿Tienes obligaciones familiares y cero ahorros? Explota.
El dilema explotar-explotar tiene mil caras. ¿Pruebo un nuevo local o vuelvo a mi restaurante favorito? ¿Voy a ese evento para conocer a nuevas personas o me acerco a esa comida con mis amigos de la infancia? ¿Repito con mi última cita o tanteo nuevas pretendientas? ¿Elijo la mejor opción de entre las ya conozco o busco nuevas opciones? Los extremos ayudan a enmarcar el problema pero rara vez son tu solución. Lo difícil es elegir en tu situación concreta. No encontrarás tu respuesta en un post como este. Tienes que escuchar el silencio. Entender(te) y decidir. Comparto 3 ideas que pueden ayudarte a atravesar el dilema. Léelas con cautela; pueden cambiar tu decisión.
El periodo de prueba
Malcom Gladwell popularizó el concepto de las 10.000 horas. La especialización temprana te permite beneficiarte del interés compuesto de las pequeñas ventajas. Tiger Woods es el ejemplo perfecto. De padre exigente, Tiger ganó su primer torneo de golf con dos años. Si hubiera podido aprender golf en el vientre de su madre, su padre le habría enseñado.
Por otro lado tenemos a un joven que durante su infancia practicó esquí, lucha libre, natación, baloncesto, balonmano, tenis, ping-pong, bádminton y fútbol. Con los años fue dedicando cada vez más tiempo al tenis. Con los años, Roger Federer se convertiría en uno de los mejores tenistas de la historia.
David Epstein propone el periodo de prueba como alternativa a la hiperespecialización precoz. Probar diferentes disciplinas en entornos desestructurados para desarrollar un amplio rango de habilidades, descubriendo así en qué lugar encajas mejor. Si hay algo a evitar en este dilema es explotar en el lugar equivocado.
Problemas divergentes
El economista E. F. Schumacher diferencia entre problemas convergentes y problemas divergentes en su libro Una guía para perplejos. Las personas que intentan resolver los problemas divergentes llegan a respuestas que se contradicen entre sí. Un problema divergente no tiene una solución definitiva, se resuelve (sí es que podemos hablar de problema resuelto) con un equilibrio dinámico.
«La sociedad necesita estabilidad y cambio, tradición e innovación; intereses públicos e intereses privados; planificación y laissez-faire; orden y libertad; crecimiento y decadencia: en todas partes la salud de la sociedad depende de la persecución simultánea de actividades u objetivos mutuamente opuestos. La adopción de una solución final significa una especie de sentencia de muerte para la humanidad y augura crueldad o disolución, o generalmente ambas». — E. F. Schumacher
Creo que es difícil expresarlo mejor que Heráclito: «No comprenden cómo lo divergente converge consigo mismo; armonía de tensiones opuestas, como en el arco y la lira». El problema va más de encontrar tu armonía entre las tensiones opuestas de explotar y explorar que de casarte con cualquiera de los dos extremos.
La curiosidad es tu departamento personal de I+D
Uno de los problemas de la vida adulta es que no hay tiempo libre, no hay tiempo para pensar, no hay margen por si algo se tuerce. No hay tiempo para explorar. Encuentro en este post de Rob Walker un bonito paralelismo entre dos de las caras de este dilema: la curiosidad es tu departamento personal de I+D.
La infancia es un período de exploración porque no tenías nada que explotar. Sin prejuicios, guiado por la curiosidad genuina, tu única preocupación era descubrir el mundo. Antes de que te dieras cuenta, apareció la presión por hacer cosas útiles y productivas. La voz del niño quedó sepultada por las demandas de la vida adulta. Abandonaste las preguntas.
¿Por qué no invertir (a fondo perdido) una parte de tu día para alimentar tu curiosidad? ¿Por qué no disponer de unos minutos, cada mañana, libres de obligaciones? En esa inutilidad, paradójicamente, puede que acabes encontrando las recompensas más útiles.
Sin explorar podrías estar optimizando la variable equivocada. Sin explotar podrías estar dejando pasar los dulces frutos del descubrimiento previo. Encuentra momentos para explotar y momentos para explorar. Encuentra momentos de ampliar opciones y momentos de compromiso. Encuentra tus propias respuestas. Encuentra tu propia armonía.
Sergio -.
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perderme por las calles de una ciudad ... curiosamente hasta en la ciudad de Madrid donde vivo desde hacer mas de 20 años sigo encontrando lugares donde perderme. Y también curioso como de cada uno de estos "viajes de exploración" vuelvo siempre con más de lo que tenía ... para luego volver a menudo a un par de mis restaurantes favoritos. Me encanta el equilibrio que haces claro de una vida entre explorar y explotar y sobre todo tu frase /concepto final "Encuentra TUS propias respuestas. Encuentra TU propia armonía."
Considero muy importantes los últimos dos párrafos.
Asociamos la reflexión a la inacción, la asimilamos a la no producción. Creo que nos equivocamos. Repensar o reflexionar sobre diferentes aspectos de nuestra vida marca la diferencia en nuestras acciones posteriores. Recuperar o mantener esa curiosidad por el mundo revive la chispa que el sistema tiende a apagarnos. Estamos tan habituados al mundo que nos ha dejado de asombrar. Salir de la rueda de rendimiento y productividad, aunque sea por un rato, puede salvarnos.
Es cierto que a veces se hace difícil encontrar momentos para ello, pero en gran medida porque nos hemos habituado a regalar en exceso nuestra atención a cosas que no lo merecen, hay que pelearlo. Dar el valor necesario a este aspecto (la curiosidad) es clave para encontrar las alternativas que puedan mejorar nuestra vida.
Gracias Sergio,
Tus post nos ayudan a mantener esa chispa