Epicuro | 🙂 La felicidad (III)
Maximizar el placer, cultivar la amistad y ser imperturbable
Hola, soy Sergio San Juan, un aprendiz de por vida.
Bienvenido a mi espacio personal, donde cada viernes seguimos jugando al Aprendizaje Infinito.
Después de Schopenhauer y Naval, vamos a ver que nos tiene que decir Epicuro sobre la felicidad.
A problemas, soluciones
El Imperio macedonio, tras la muerte de Alejandro Magno, cae. Los dioses no dan respuestas y la política ya no sirve como distracción. Surgen diferentes filosofías para ponerle solución.
Las respuestas son muchas y muy diversas. Desde los estoicos y los cínicos, pasando por los escépticos, hasta los platónicos o los peripatéticos. Y seguramente me deje alguna que otra escuela. El período helenístico será, sin duda, un buen hilo del que tirar en esta serie sobre la felicidad.
Pero hoy, me centraré en los epicúreos.
Conocer para ser feliz
Para Epicuro la meta es la felicidad. Para alcanzarla, el primer paso es conocer. El segundo, con ese conocimiento, maximizar el placer menos el dolor.
Me explico.
Lo que produce placer es bueno y lo que produce dolor es malo. El placer nos acerca a la felicidad pero el dolor nos aleja. Echando mano del conocimiento, Epicuro trata de maximizar la diferencia entre placer y dolor. A esta herramienta se la conoce como cálculo hedónico.
Persigo un placer si el dolor que conlleva en el largo plazo, merece la pena. Si no, lo evito.
Acepto un dolor si el placer que conlleva en el largo plazo, merece la pena. Si no, lo evito.
A diferencia de lo que se cree, el epicureísmo no busca el placer a toda costa. Y si no, que te lo diga el propio Epicuro:
“Detesto los placeres lujosos, no por los propios placeres, sino por los dolores que por esa razón les siguen.”
Qué desear y qué no
No nos vamos a engañar, no todos los placeres son iguales.
Epicuro lo sabe y, para diferenciar placeres, categoriza los deseos en tres tipos:
Deseos naturales y necesarios: Nacemos con ellos y necesitamos satisfacerlos. Por ejemplo: comer o beber.
Deseos naturales y no necesarios: Nacemos con ellos pero no necesitamos satisfacerlos. Por ejemplo, el sexo o una buena comida.
Deseos no naturales y no necesarios: Ni nacemos con ellos, ni los necesitamos satisfacer. Epicuro habla en sus cartas de coronas (riqueza) o de que nos construyan una estatua (fama).
El filósofo nos aconseja:
Satisfacer los deseos naturales y necesarios. Tenemos la suerte de que, hoy en día, las cosas necesarias son fáciles de conseguir.
Aplicar el cálculo hedónico en los deseos naturales y no necesarios. Siempre que brinde más placer que dolor, a nadie le viene mal una buena comida o un buen polvo.
Evitar los no naturales y no necesarios. El placer que producen es efímero y nunca podrás satisfacerlos del todo. Siempre podrás ganar más dinero, que te levanten una estatua más grande o conseguir más likes en Instagram. Y lo peor, es que se convierten en una fuente de turbación y dolor. Para Epicuro, hay que evitarlos.
Entendidos los deseos, pasemos a los placeres.
Para ello, quiero dejarte un fragmento de un artículo de mi amiga Noemí Carro donde define a la perfección las preferencias de los epicúreos:
“[Los epicúreos] eran gente lista: sabían que perseguir los placeres vanos (como la necesidad de likes en Instagram) era contraproducente, y que los placeres de la mente (el estudio, el aprendizaje, estar con los tuyos) te acercaban mucho más a la felicidad.”
Los placeres vanos, son los asociados a los deseos no naturales y no necesarios. Los que Epicuro nos anima a evitar si queremos ser felices.
Los placeres de la mente, son preferibles a los del cuerpo.
Dicho esto, para Epicuro hay algunos placeres especiales.
La ataraxia y la autosuficiencia
La ataraxia es un estado de imperturbabilidad que, para los epicúreos, se logra mediante el conocimiento. Conociendo, Epicuro elimina el miedo a la muerte y a los dioses, que son las principales turbaciones del alma.
Los dioses son seres imperturbables y felices. Están a su bola, no tienen porque hacernos sufrir. Y si no son imperturbables ni felices, no son dioses. Nada que temerles.
“El ser dichoso e inmortal ni tiene preocupaciones el mismo ni las causa en el otro, de modo que no está sujeto ni al enfado ni al agradecimiento. Pues todos esos sentimientos residen en un ser débil.” Máximas capitales - Epicuro
La muerte es la separación del cuerpo y el alma. Un cuerpo por si solo no tiene sensibilidad. Cuando morimos, dejamos de sentir. Por tanto, la muerte tampoco es algo que debamos temer.
“Cuando existimos nosotros, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente entonces nosotros no existimos.” Epístola a Meneceo - Epicuro
Solucionados el problema de la muerte, los dioses y persiguiendo solo los deseos que superen el cálculo hedónico, es mucho más fácil lograr la ataraxia. Esta ausencia de turbaciones es, en sí misma, un placer. Un placer mucho más estable que sentimientos efímeros como la alegría.
La ausencia de dolor físico también es algo deseable según Epicuro. Aunque es menos importante que la ausencia de dolor mental, también tienen nombre propio: aponía.
“El fruto más delicioso de la autosuficiencia es la libertad.” Sentencias Vaticanas - Epicuro
Los epicúreos no buscan aumentar los deseos. Todo lo contrario. Los deseos aumentan la agitación mental. Y la tranquilidad mental es un placer que se logra deseando menos.
La estrategia propuesta por Epicuro es tener libertad y que, los pocos deseos que tengas, puedan ser satisfechos. Autosuficiencia como camino a la felicidad.
La amistad
Los amigos son más importantes que la autosuficiencia.
Para un epicúreo tiene sentido incluso sacrificarse por ellos. Sentir sus problemas como si fueran tuyos. Mandar a la mierda tu autosuficiencia por hacerle más llevadero el problema al que se está enfrentando.
Aplicando el cálculo hedónico, el amor de un amigo vale mucho más que los posibles dolores que una amistad puede acarrear. La amistad es algo a perseguir por si mismo. Merece la pena, aunque perjudique nuestra autosuficiencia.
“La amistad recorre el mundo entero proclamando a todos nosotros que despertemos ya a la felicidad.” Sentencias Vaticanas - Epicuro
Pensamientos en voz alta
Epicuro, por desgracia, no ha tenido ni a un Ryan Holiday ni a un Tim Ferriss que haga sus ideas atractivas para los tiempos que corren. Tampoco a las élites romanas les pareció una filosofía tan relevante como el estoicismo.
En cambio, yo creo que Epicuro puede dar respuestas a los problemas que tenemos hoy en día. Algunas, incluso mejores que el estoicismo.
Lo necesario y natural, muy posiblemente, si estás leyendo esto, lo tienes más que cubierto. Pero como máquina de desear, buscas más. Acabas persiguiendo lo que no necesitas, sacrificando tu felicidad.
Si lo que quieres es ser feliz, tienes que renunciar. Renunciar a aquellas cosas que van contra tu paz mental. Romper con el bucle de deseos aprobado socialmente. Ser autosuficiente.
Para acabar, no puedo cerrar sin dedicarle unas palabras a la amistad.
Los mayores momentos de felicidad vienen de compartir tiempo con la gente que quieres. En esta era de individualismo, se nos olvida. Anteponemos la autosuficiencia a la amistad. Epicuro te animaría a hacer justo lo contrario.
Los mejores placeres son compartidos.
Sergio -.
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P.D.2: Las obras originales de Epicuro me parecen bastante accesibles. Si quieres leerlas, aquí tienes la edición que yo he leído.
Gracias por leer Aprendizaje Infinito.
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Cada viernes, un nuevo turno en el juego del Aprendizaje Infinito.
¿habrá más post de autores sobre felicidad?