Tras escuchar a sus generales decir que cruzar Los Alpes era imposible, Aníbal dijo: «Aut inveniam viam aut faciam». «Encontraré una manera o la crearé».
En esta edición exploraremos el rasgo que comparten las personas que, como Aníbal, cambian el mundo y logran aquello que parecía imposible.
La agencia
El concepto high-agency lo acuñó el matemático Erik Weinstein en una conversación con Tim Ferriss.
«Cuando te dicen que algo es imposible, ¿es el final de la conversación, o empieza un segundo diálogo en tu mente sobre cómo evitar a quienquiera que te haya dicho que no puedes hacer algo?»
Para la persona low-agency, que alguien diga que es imposible es el final de la conversación. Para la persona high-agency, es el inicio de un diálogo en su mente para encontrar o crear una manera de hacerlo.
No es una idea nueva. Una persona con alta agencia —lo sé, en castellano suena peor—, es una persona proactiva y autónoma, una persona con iniciativa y capacidad de acción, una persona que cree que la vida está llena de oportunidades, una persona a la que se le da mal encontrar excusas, una persona que cuestiona el consenso, una persona que mueve la aguja, una persona que no acepta el no por respuesta, una persona que es capaz de solucionar problemas incluso cuando no se le pide que los solucione. Una persona independiente, crítica, resolutiva y auténtica. Una persona de las que quiero tener cerca.
La agencia nace de la creencia de que puedes cambiar el mundo. Creer no es poder; para que funcione, la creencia de que puedes cambiar el mundo tiene que ir acompañada de recursos y capacidades para cambiar el mundo.
La persona con baja agencia piensa en todos los recursos y capacidades que le faltan, y los pone como excusa para no actuar. Elige el victimismo y la queja, y elude la responsabilidad de su situación.
La persona con alta agencia piensa en cómo puede conseguir los recursos y capacidades que le faltan, incluso cuestiona que necesite esos recursos y capacidades. Asume la responsabilidad y se queja construyendo.
La persona con alta agencia no tiene garantizado cambiar el mundo pero la persona con baja agencia sí que tiene garantizado no cambiarlo. Al aceptar el no por respuesta y limitarse a que el mundo pase, cae en una profecía autocumplida: el mundo le termina pasando por encima. La persona con alta agencia hace que el mundo pase.
No no significa no
Este fragmento del manual de producción de Mr. Beast captura muy bien qué implica ser una persona con alta agencia.
«...nunca tomes un no al pie de la letra. Si necesitamos una tienda para comprar todo lo que hay dentro y llamas al Dollar Tree local y la persona que contesta te dice «No, aquí no se puede rodar». Eso literalmente no significa una mierda. Habla con otros empleados y mira si alguno es fan o si tiene hijos que sean fans, intenta hablar con su jefe, con el jefe de su jefe, haz que les envíe un mensaje de texto por Twitter y prueba con su equipo social, etc. Si después de agotar todas las vías te quedas con un no, eso no significa que no pruebes en otras tiendas porque el gerente de ellos podría ser un gran fan y estar dispuesto a saltarse las reglas.
Básicamente, lo que estoy tratando de transmitir es lo que llamamos «presionar a través del no». No te detengas porque una persona te haya dicho que no, detente cuando hayas agotado todas las opciones imaginables».
Parece que hemos perdido la imaginación. O puede que nos la hayan robado.
¿Quién nos ha robado la agencia?
La escuela roba la capacidad de agencia de los niños. No importa el potencial de la persona, recibirá el mismo café que sus compañeros. La adquisición del conocimiento y las habilidades se ha sistematizado. Asumir riesgos y probar cosas nuevas, comportamientos propios de personas con alta agencia, serán castigados. El niño terminará asociando el miedo y la vergüenza a este tipo de conductas, y dejará de hacerlas.
La escuela nos enseña que es un ente externo quien nos dice qué hacer. Al entrar por la puerta del colegio con 6 años, el niño sabe lo que le espera durante los próximos 10 años de su vida. El alumno se acerca al funcionamiento del mundo en el aula, con trabajos y tareas impuestas por un profesor. Enseñamos demasiado lejos del mundo real.

La escuela no es suficiente
El escritor Simon Harris cree que la escuela no es suficiente. En la infancia de las personas que cambian el mundo suele haber un denominador común: trabajos útiles. Leonardo da Vinci fue un aprendiz en un taller a los 14 años. Walt Disney repartía periódicos con 11 años. Benjamin Franklin trabajó en el negocio familiar fabricando velas con 10 años. Desarrollar agencia es ser capaz de hacer algo diferente al camino establecido, que simplemente nos sucede. No ocurrirá en la escuela. Haciendo es cuando se aprende.
Hemos creado un sistema que transmite conocimientos pero no sabemos cómo enseñar la genialidad ni la creatividad. En el podcast con Ferriss, Weinstein propone crear un sistema educativo paralelo para las personas creativas con alta agencia. Es mala idea esperar a que un político escuche e implemente la idea.
Internet cambia las reglas del juego, permitiendo una educación más amplia y profunda que la universidad. Hay personas que comparten sus ideas y los curiosos pueden aprender sin permiso de nadie. Como escribe Harris: «El límite ya no es ningún profesor o institución, sino la paciencia y el interés del propio niño, así como el apoyo interesado de los padres». Y lo más bonito es que esta forma de aprender no se limita a los niños.
Cómo desarrollar la agencia
«La vida puede ser mucho más plena si descubres un simple hecho: todo lo que te rodea que llamas vida fue inventado por personas que no eran más inteligentes que tú. Y tú puedes cambiarlo. Puedes influir en ello. Puedes construir tus propias creaciones para que otras personas las utilicen. (...) Una vez que aprendas eso, nunca volverás a ser el mismo». — Steve Jobs
La agencia se desarrolla poniéndola en práctica. Eligiendo el camino arriesgado y difícil. Practicando la dificultad y desarrollando tus capacidades. Creando el mundo que te gustaría habitar o como mínimo, intentándolo.
Sergio-.
P.D. He escrito el libro que me gustaría haber leído.
«La alta agencia es un compromiso para toda la vida». — Erik Weinstein
Vaya por delante que entiendo por completo tu reflexión y la comparto. Pero me atrevo a compartir un lado oscuro que huelo tras ella…
No he podido dejar de imaginar a un fanático prendado del sesgo de confirmación consumiendo contenidos que refrendan esa imagen de quien venera su propia agencia, a ese ideal con cierto aire al nietzscheano superhombre, que quiere sentirse cúspide de la acción rebelde e indómita, resolviéndose a domeñar a los que considera inferiores, a imponer su voluntad por las vías sibilinas que se tercien, a forzar incluso a las mujeres que la niegan y se puedan atrever a desafiar esa capacidad de agencia…
Somos gregarios. Dependemos de otros para sobrevivir. Las normas morales básicas que recortan nuestra agencia son una estrategia egoísta de supervivencia individual y colectiva. Siempre conviene poner contrapuntos a los discursos. Con ánimo constructivo.