El psicólogo y economista Herbert Simon cambió nuestra forma de entender cómo decidimos. Somos seres racionalmente limitados. No realizamos un análisis coste-beneficio de cada una de las alternativas sino que decidimos bajo una serie de limitaciones como la capacidad cognitiva, el tiempo para decidir, la información disponible o la propia dificultad de la decisión. Decidir no es tanto optimizar como conformarse con una opción satisfactoria.
En 1971, Simon lideró la conferencia Diseñar organizaciones para un mundo rico en información. Allí compartió las primeras ideas sobre la economía de la atención:
«En un mundo rico en información, la abundancia de información significa escasez de otra cosa: escasez de lo que la información consume. Lo que consume la información es bastante obvio: consume la atención de sus receptores. De ahí que la abundancia de información genere escasez de atención y la necesidad de asignar esa atención de manera eficiente entre la sobreabundancia de fuentes de información que podrían consumirla».
Es importante elegir bajo qué principios diseñamos nuestro entorno:
«El principio de diseño de que la atención es escasa y debe preservarse es muy distinto del principio de "cuanta más información, mejor"».
Después de la conferencia, varios expertos debatieron las ideas de Simon. El periodista Leonard Silk, compartió una interesante reflexión:
«El filtrado que hace no se basa en qué es lo más importante que hay que saber, sino en qué es lo más sexy que hay que publicar. (...) Hay una grave incongruencia entre intentar ser una fuente importante de información y educación pública y sacar una publicación a intervalos periódicos (como todos los días). La mayor parte de lo que la gente debería asimilar (si realmente quisiera informarse) no ocurre a diario».
Necesitamos filtros de información. El problema son los desalineados incentivos entre quien (dice que) informa y quien quiere informarse.
Desde esta visionaria conferencia, la información no ha parado de crecer. En los 90, se generalizó el uso de Internet. En los 2000, aparecieron las redes sociales como Facebook o Twitter. Cada persona con acceso a la red ahora puede crear y compartir su propia información. La reciente invención de los modelos de inteligencia artificial generativa, facilitan todavía más el descontrolado crecimiento.
Comerciantes de atención
En 1997, en la revista The Wired, el físico teórico Michael H. Goldhaber escribió Attention Shoppers!. En este artículo profundizó en el funcionamiento de la economía de la atención.
El recurso escaso es la atención.
«¿Hay algo más que fluya por el ciberespacio, algo que sea escaso y deseable? Lo hay. Nadie pondría nada en Internet sin la esperanza de obtener algo. Se llama atención. Y la economía de la atención —no de la información— es la economía natural del ciberespacio».
«[La atención] Es realmente escasa, y la cantidad total per cápita está estrictamente limitada. Para ver por qué, considera la tuya, ahora mismo. Se va a estas palabras. Por muy brillante o hábil que seas en la multitarea, no puedes centrarte en mucho más. En última instancia, la economía de la atención es un juego de suma cero. Lo que una persona consigue, se le niega a otra».
Existe la oportunidad de captar la atención de personas a las que respetas y admiras.
«El ciberespacio ofrece nuevas oportunidades para captar la atención que de otro modo podría disiparse. Promete a casi todo el mundo la oportunidad de llamar la atención de millones de personas, la posibilidad de ser percibido por la mayor audiencia posible, o por una audiencia de iguales cuya atención valoramos más».
El poder es enorme: influir en los pensamientos y las acciones de los demás. El artículo no menciona la responsabilidad. Recuerda la frase del tío Ben.
«…si recibes atención, eso significa que tienes cierto control tanto sobre los pensamientos como sobre las acciones de quienes te la prestan. Piensa en un panda. Cuando empezaste a leer este artículo, no tenías ni idea de que este mamífero blanco y negro entraría en tus pensamientos».
De los problemas que menciona el artículo, este me preocupa especialmente:
«La posibilidad de que la creciente demanda de nuestra limitada atención nos impida reflexionar o pensar en profundidad (por no hablar de disfrutar del ocio)».
La infoxicación
Seguir actuando como si la información fuese el escaso recurso al que hay que atender sólo porque exista, es una estrategia abocada al fracaso. Quizás antes, cuando no había tanta información, seguir esta estrategia servía para mantenerse actualizado de todo. Informarse hoy así es la receta perfecta para acabar saturado.
Alfons Cornella acuñó el término infoxicación para referirse al exceso de información. La exposición ininterrumpida a la información nos mantiene confundidos, ansiosos, incluso angustiados; no informados. El propio Cornella explica en su blog personal cómo nos afecta este fenómeno:
«Demasiada información limita nuestra capacidad para comprender. Para procesar mucha información hay que saberla dominar. Sólo alguien que ha profundizado en una materia, que ha leído mucho sobre el tema, puede procesar rápidamente información: sabe lo que es cierto, lo que es probablemente cierto, y lo que es obviamente falso. Para procesar con rapidez información hay que tener mucho conocimiento previo sobre el tema. Esta es una de las paradojas de nuestra era: no tenemos tiempo de profundizar en nada, de ser un experto, lo que nos daría capacidad para manejar rápidamente mucha información; en lugar de ello, procesamos más y más información antes de convertirnos en expertos en algo. Devenimos “comepalabras” antes de que podamos saborearlas. Leemos demasiado y entendemos muy poco de lo que leemos».
Informarse implica renunciar
Cuando el doctor Watson conoce a Sherlock Holmes, se da cuenta de que sus conocimientos son tan increíbles como su ignorancia. El asombro se dispara cuando se da cuenta de que Sherlock desconoce que la Tierra gira alrededor del Sol. Watson le explica las ideas descubiertas por Copérnico. Sherlock, sin ningún miramiento, le dice que hará todo lo posible para olvidarlas cuanto antes. ¿El motivo? Su teoría sobre el funcionamiento del cerebro:
«…tengo la teoría de que el cerebro de cada hombre es como un piso vacío que hay que amueblar. Un idiota coge todo lo que encuentra y lo coloca de cualquier manera. Y así los conocimientos que podrían resultarle de utilidad se apiñan de mala manera o se enredan con otra gran cantidad de cosas, de manera que cuando los necesita no sabe dónde están. Pero el hombre que utiliza con habilidad su cerebro es muy cuidadoso con las cosas que introduce en él. Solo elige aquellas herramientas que le son útiles en su trabajo, pero de estas tiene un amplio surtido y están perfectamente ordenadas. Es un error pensar que nuestro pequeño piso tiene las paredes elásticas y que podemos dilatarlas a voluntad. Llega un momento en que cada nuevo conocimiento supone el olvido de algo que se sabía y por tanto es de gran importancia no llegar al extremo de que conocimientos inútiles expulsen a los que son importantes».
La teoría de Sherlock no es precisa: el cerebro no funciona como un espacio vacío. Aún así, la metáfora de un pequeño piso que no tiene paredes elásticas es muy útil para entender la memoria de trabajo. La memoria de trabajo es el limitado espacio mental en el que prestas atención.
Qué es relevante para ti depende de tus metas y necesidades, no de la agenda política de ningún partido ni de la de ningún medio. Procesar información, simplemente porque esté disponible ahí afuera, es la receta perfecta para acabar infoxicado. Sé consciente de tus límites y renuncia. No compartas tu recurso más preciado con cualquiera. Para navegar esta nueva economía, presta especial atención a qué prestas tu atención.
Sergio -.
P.D: Gracias por tu preciada atención. Espero que este texto haya estado a su altura.
Creo que el mayor poder que tenemos como sociedad es la conciencia. A veces, en el automatismo del día a día prestas atención a cosas que en el fondo sabes que no deberías consumir, pero sólo necesitas el respiro de querer huir de la realidad que experimentas en ese momento. Cuando eliges conscientemente a que prestar atención, es como cuando eliges aquello que sabes que te hará bien a largo plazo más allá de la satisfacción inmediata, te apetezca o no en ese momento. Esa elección deliberada sólo la puedes hacer bajo una activación consciente (a no ser que ya lo tengas previamente delegado a un hábito). Prestar atención requiere estar en alerta consciente
Otro tortazo de realidad.
Un claro ejemplo de porqué aveces me encuentro leyendo cosas por la necesidad de leerlas sin pararme a reflexionar ni extraer el conocimiento.
Foco y enfoque en lo que dejamos entrar, lucha con la sensación de angustia de estarte perdiendo algo importante.
Conocer nuestros límites y priorizar son la base para exprimir el conocimiento sobre nuestras áreas de expertis.
Ahora a tener esto presente en el día a día.
Sergio continúa el camino 🏋️♀️