Creo que es imposible leer Los hermanos Karamázov en una semana. No por el número de páginas: 1131 la edición que estoy leyendo. Según el excel de Lex, a 250 palabras por minuto, 18 horas y media. Asequible si te encierras el finde en casa y le metes unas cuantas horas entre diario.
Dostoievski tardó casi dos años en escribir Los hermanos Karamázov. ¿Crees que vas a ser capaz siquiera de acercarte a comprender sus ideas en una semana? Este libro no son simples palabras. De algo finito: 27 letras del abecedario, somos capaces de crear un número infinito de ideas. El escritor envuelve sus mejores pensamientos en una narrativa, el papel los captura y el tiempo, test definitivo, separa la señal del ruido.
Los clásicos son los supervivientes de la batalla frente a Chronos. El tiempo te da pistas sobre la relevancia de las ideas escondidas en el libro. No cualquiera mantiene la atención del lector durante varias generaciones. Hoy disfrutas de grandes libros porque los años filtran. No pasa con los bestsellers ni con los últimos lanzamientos. Por eso, actuales, solo leo libros de amigos o recomendaciones que me llegan de personas en cuyo criterio confío. El resto, acudo al fiel filtro del tiempo.
No apto para ir a 250 palabras por minuto
Dostovyeski te lanza ideas que, aunque no compartas, tienen tanta fuerza que despiertan profundamente tu interés y se acaban ganando tu tiempo. Ideas no aptas para ir a 250 palabras por minuto. Pasajes del libro para releer una y otra vez. Te comparto uno de ellos:
“Recuerda, sobre todo, que no puedes ser juez de nadie. Pues no puede haber en la tierra juez criminal antes de que ese propio juez llegue a comprender que él mismo es un criminal como el que tiene delante, y que él, precisamente, es quizás más culpable que nadie por el crimen del otro hombre. Cuando lo haya comprendido así, podrá ser juez. Ésa es la verdad, por absurda que parezca. Pues de haber sido yo mismo justo, es posible que no existiera el criminal que está ahora de pie en mi presencia.
(…)
No te canses de actuar. Si al acostarte a dormir te acuerdas de tu carga y dices: “No he cumplido lo que debía”, levántate inmediatamente y cúmplelo. Si la gente que te rodea, airada e insensible, no quiere escucharte, échate a sus pies y pídeles perdón, pues en verdad también tú tienes la culpa de que no deseen escucharte. Y si no puedes hablar ya con quienes estén enfurecidos, sírveles en silencio y con humildad, sin perder nunca la esperanza. Si, no obstante, todos te abandonan o te expulsan a la fuerza, cuando te quedes solo, déjate caer sobre la tierra y bésala, riégala con tus lágrimas; con ellas, la tierra dará fruto, aunque nadie te vea ni te oiga en tu soledad”.
¿Prisa de qué?
“No, no quiero "aprender rápido", en ninguna asignatura. No quiero atajos. Si no me gusta la asignatura, no quiero aprenderla; y si me gusta, quiero prolongar el placer. Evito lo que hacen los examinadores: cambio velocidad por profundidad”. - Nassim Taleb
¿Tienes prisa? ¿A dónde se supone que vas tan rápido? La inercia trata de arrastrarte; te atas al mástil. La presión del entorno te pide meter una marcha más; tus cuerdas siguen bien sujetas. Eliges establecer tus propios ritmos y en uno de tus últimos refugios: los libros, no dejas entrar a la prisa.
Aún así me gusta el reto que propone Lex. Leer está infravalorado e iniciativas como esta, viniendo de una persona influyente como él, despiertan el interés por los libros en muchas personas. El libro a la semana sirve como reto, como incentivo para empujarse a leer más. Por eso me gusta. Aunque más que un libro a la semana, mi enfoque sería, simplemente, dedicar más tiempo a la lectura. Esa es una de mis ideas para este 2023: leer más.
Para leer más mi antibiblioteca necesitará una ampliación así que te lanzo la pregunta: ¿Qué libro que se haya publicado hace más de 20 años ha cambiado más tu forma de ver el mundo?
Sergio-.
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Estoy leyendo Los hermanos Karamazov. Nunca he sido un gran lector de novelas, pero esta quiero acabarla y anotarla. Quizás me puedas dar algún consejo para perseverar
Hola Sergio, es todo un reto el llevar el propio ritrmo y disfrutar las cosas, a llevarlo a cabo poco a poco.