Parece evidente que el dinero no define la personalidad (bueno o mala, por reducirlo a lo mínimo) de cada cual, pero es cierto que la «leyenda negra» sobre el dinero provoca ciertos prejuicios muy arraigados que, como todos, tienen algo de verdad y mucho de mentira.
Escuché a un filósofo argumentar que la riqueza en estos días proviene no tanto del valor que aportas, sino del valor que generas en los demás y en lo que te rodea: un deportista de élite no solo gana millones por su rendimiento, sino por el beneficio que proporciona a patrocinadores, marcas, etc.; un influencer no gana dinero por su desempeño (sea este cual sea…), sino por los beneficios que proporciona a sus anunciantes, a sus sponsors, etc. De ser así, el concepto de «aporte» se ha visto modificado de forma sustancial en una economía que cada vez se sustenta más sobre supuestos inmateriales.
Gracias por el comentario, Emi. Por curiosidad, ¿qué crees que es ese algo de verdad de la leyenda negra?
El valor siempre ha sido subjetivo, lo que pasa que ahora es más evidente porque encontramos valor en cosas cada vez más etéreas. Luego está la parte de poder capturar valor. Hay muchos factores que influyen. Uno de ellos es si hay más personas que pueden hacer lo mismo que tú. Si las hay, aunque aportes mucho valor podrás capturar menos porque eres intercambiable.
Me encantó. Ya sabes que dijo Balzac que "Detrás de cada gran fortuna hay un delito". No siempre es cierto, desde luego. Creo que nuestro comportamiento como especie es, básicamente y de forma innata, capturar el valor (mato al ciervo y me como su valor energético). Pero como también somos una especie cooperativa, descubrimos que generar valor (planto semillas, me espero, recojo una gran cosecha), puede ser todavía mejor.
A pesar de ello, pienso que nuestro instinto es capturar todo el valor que podamos, incluso el que hemos añadido. Nuestro instinto de primate es ir hacia el monopolio. Afortunadamente, también hemos inventado el mercado, que limita ese impulso y los beneficios fijando precios "justos".
Pero el mercado falla muy a menudo con sus innumerables asimetrías de información y barreras de entrada inatacables, que llevan a muchos a acaparar valor (esos son los malos ricos que tú mencionas). Son demasiados: es nuestra inclinación natural. Yo he trabajado en varios actores que se dedicaban a hacerlo sin ninguna piedad.
Después inventamos el Estados para limitar esos abusos... y lo hace más o menos bien, hasta que él mismo se pierde en una maraña de normas y controles. Y empieza a acaparar valor, o a restarlo. Hasta la herramienta que debería controlar nuestros instintos se convierte en una extractora no siempre eficaz.
Otra cosa es que los ricos compartan con la sociedad una parte de lo que generan. Así que termino con otra cita de Olof Palme: "el socialismo no es que no haya ricos; es que no haya pobres". Pero ese es otro tema.
Me ha encantado. Supongo que al final nada es blanco o negro. La dicotomía no es correcta en un mundo real. Y los débiles somos genios del autoengaño para no culparnos. Estaba esperando la aportación de Taleb a este post. Gracias a ti me ayudó tanto. Gracias siempre Sergio.
Me queda la duda (¿quizás para una siguiente edición?) de qué debemos pensar sobre la idea de “el fin justifica los medios”. ¿Es lícito hacer pequeños males por el camino para conseguir al final hacer un gran bien? Un ejemplo cliché sería el empresario tiburón que crece a base de hacer el mal (porque no tiene otra forma, según su perspectiva), pero que al final de su carrera monta una fundación y dona toda su riqueza a hacer el bien.
A ti por comentar, Pablo. Responderé la pregunta de si el fin justifica los medios y desarrollaré algunas ideas entre alinear la ética y lo profesional en la edición de este domingo de La Membresía.
Parece evidente que el dinero no define la personalidad (bueno o mala, por reducirlo a lo mínimo) de cada cual, pero es cierto que la «leyenda negra» sobre el dinero provoca ciertos prejuicios muy arraigados que, como todos, tienen algo de verdad y mucho de mentira.
Escuché a un filósofo argumentar que la riqueza en estos días proviene no tanto del valor que aportas, sino del valor que generas en los demás y en lo que te rodea: un deportista de élite no solo gana millones por su rendimiento, sino por el beneficio que proporciona a patrocinadores, marcas, etc.; un influencer no gana dinero por su desempeño (sea este cual sea…), sino por los beneficios que proporciona a sus anunciantes, a sus sponsors, etc. De ser así, el concepto de «aporte» se ha visto modificado de forma sustancial en una economía que cada vez se sustenta más sobre supuestos inmateriales.
Gracias por el comentario, Emi. Por curiosidad, ¿qué crees que es ese algo de verdad de la leyenda negra?
El valor siempre ha sido subjetivo, lo que pasa que ahora es más evidente porque encontramos valor en cosas cada vez más etéreas. Luego está la parte de poder capturar valor. Hay muchos factores que influyen. Uno de ellos es si hay más personas que pueden hacer lo mismo que tú. Si las hay, aunque aportes mucho valor podrás capturar menos porque eres intercambiable.
Me encantó. Ya sabes que dijo Balzac que "Detrás de cada gran fortuna hay un delito". No siempre es cierto, desde luego. Creo que nuestro comportamiento como especie es, básicamente y de forma innata, capturar el valor (mato al ciervo y me como su valor energético). Pero como también somos una especie cooperativa, descubrimos que generar valor (planto semillas, me espero, recojo una gran cosecha), puede ser todavía mejor.
A pesar de ello, pienso que nuestro instinto es capturar todo el valor que podamos, incluso el que hemos añadido. Nuestro instinto de primate es ir hacia el monopolio. Afortunadamente, también hemos inventado el mercado, que limita ese impulso y los beneficios fijando precios "justos".
Pero el mercado falla muy a menudo con sus innumerables asimetrías de información y barreras de entrada inatacables, que llevan a muchos a acaparar valor (esos son los malos ricos que tú mencionas). Son demasiados: es nuestra inclinación natural. Yo he trabajado en varios actores que se dedicaban a hacerlo sin ninguna piedad.
Después inventamos el Estados para limitar esos abusos... y lo hace más o menos bien, hasta que él mismo se pierde en una maraña de normas y controles. Y empieza a acaparar valor, o a restarlo. Hasta la herramienta que debería controlar nuestros instintos se convierte en una extractora no siempre eficaz.
Otra cosa es que los ricos compartan con la sociedad una parte de lo que generan. Así que termino con otra cita de Olof Palme: "el socialismo no es que no haya ricos; es que no haya pobres". Pero ese es otro tema.
De nuevo gracias
Gracias a ti por compartir tus reflexiones, Ignacio. Es un tema interesante y con muchas ramificaciones el de la relación entre riqueza y ética.
Me ha encantado. Supongo que al final nada es blanco o negro. La dicotomía no es correcta en un mundo real. Y los débiles somos genios del autoengaño para no culparnos. Estaba esperando la aportación de Taleb a este post. Gracias a ti me ayudó tanto. Gracias siempre Sergio.
Gracias a ti, Paula. Me alegra leer que te sirven las reflexiones.
Hay de todo
Qué bien explicado, ¡muchas gracias Sergio!
Me queda la duda (¿quizás para una siguiente edición?) de qué debemos pensar sobre la idea de “el fin justifica los medios”. ¿Es lícito hacer pequeños males por el camino para conseguir al final hacer un gran bien? Un ejemplo cliché sería el empresario tiburón que crece a base de hacer el mal (porque no tiene otra forma, según su perspectiva), pero que al final de su carrera monta una fundación y dona toda su riqueza a hacer el bien.
A ti por comentar, Pablo. Responderé la pregunta de si el fin justifica los medios y desarrollaré algunas ideas entre alinear la ética y lo profesional en la edición de este domingo de La Membresía.