Hola, soy Sergio San Juan, un aprendiz de por vida.
Bienvenido a mi espacio personal, donde cada viernes seguimos jugando al Aprendizaje Infinito.
Después de 13 ediciones ya tocaba traer alguna idea de uno de los autores que más me ha influido: Nassim Nicholas Taleb. Utilizando como excusa la edición pasada sobre incentivos, voy a profundizar en el “Skin in the game”.
Esta edición tiene dos partes:
En la primera, explico los problemas que soluciona jugarse la piel. A ser posible, en grupos pequeños.
En la segunda, cuento el tipo de sociedad en el que vivimos (en lo que asumir riesgos se refiere), la relación que tiene asumir riesgos con la libertad y la inseparabilidad entre hechos y palabras
Primera parte
El problema de agencia
El agente, aquel que tiene el control, se aprovecha de la asimetría. Asume los beneficios si va bien, pero no quiere ni escuchar la palabra “pérdida” cuando sale mal.
El principal, aquel que tiene la propiedad, sufre la asimetría. Sufre las pérdidas en solitario, pero comparte las ganancias con el agente.
El banquero (agente) que gestionaba el dinero de mis abuelos (principal) recibió su jugosa comisión cuando mis abuelos realizaron la inversión. Cuando bajó a cero, el banquero no sufrió ni un rasguño en su patrimonio. Mis abuelos perdieron todo.
Jugarse la piel, soluciona este problema. El agente debe compartir riesgos con el principal. Alinear incentivos para que el acuerdo sea justo, haciendo partícipes a ambos tanto de pérdidas, como de ganancias.
La tragedia de los comunes
El planeta es un recurso común de todos. Sabemos que destruirlo nos perjudica, pero nuestro interés personal puede acabar con él. Los recursos compartidos son más propensos a ser usados en exceso. Esto sucede porque no vemos el impacto directo de nuestras acciones. Cuando el riesgo se reparte entre muchos, nadie lo acaba asumiendo.
Ahora imagina la casa que compartes con tu familia. A pesar de ser un recurso compartido, tratas las cosas con mucho cuidado. Cárgate algo y empieza a pensar en cómo arreglarlo.
Empleamos mejor los recursos comunes en grupos pequeños porque el riesgo está más atado a nuestras acciones. Sumado, a que hay que rendir cuentas. Alinear incentivos es más fácil en grupos pequeños.
Ahora que sabemos que el agente debe jugarse la piel, participando de las pérdidas, y que los recursos comunes tienden a usarse mejor en grupos pequeños, pasemos con la segunda parte.
Segunda parte
Una sociedad que transfiere riesgos
“Nunca pagues por una presentación compleja cuando lo que necesitas son resultados.”
Lo contrario a jugarse la piel es transferir los riesgos. Lo que hizo el banquero con mis abuelos.
Antes, las sociedades estaban gobernadas por gente que se jugaba la piel. Muchos emperadores romanos iban al frente de su ejército en las batallas.
Hoy en día tenemos a un presidente del Gobierno, que lo elige su partido, ni siquiera nosotros. Después de pasar por el poder, recibe un sueldo vitalicio de casi 80.000€. Vitalicio, has leído bien. Los beneficios vemos que bien, ¿y las pérdidas?
Los políticos reciben beneficios pero transfieren la totalidad de las pérdidas a los ciudadanos. Al intervencionista no le afectan los inconvenientes de sus decisiones. La burocracia permite separar al político de las consecuencias (negativas) de sus actos.
Taleb no solo se “carga” a los políticos:
Para Taleb, enriquecerte con la administración pública, denota falta de ética. Los beneficios “seguros”1 de los funcionarios son a costa de los riesgos que asume el resto de la población, por ejemplo, pagando impuestos más altos.
También hay cera para los investigadores. Sus incentivos no están alineados con los de la sociedad. De nuevo, el problema de agencia. ¿Y si no cobrarán por investigar e hicieran estas labores en su tiempo libre como el propio Taleb al escribir sus libros?
Además de estos tres colectivos concretos (políticos, funcionarios e investigadores), Taleb critica la educación. Se premia el aplicar soluciones complicadas, no las mejores. Los incentivos se pervierten.
Por si fuera poco, se evalúan parámetros intermedios en lugar de resultados finales. Más incentivos para parecer sofisticados, más distorsiones en el resultado. Lo veo mucho cuando las personas mencionan las horas que han tardado en hacer algo, como si eso convirtiera el resultado en bueno.
La mayoría de las personas pagan un precio por sus errores. En la sociedad actual, hay ciertos colectivos que no. Para que esta situación cambie, se tienen que jugar la piel. Asumir los riesgos que conllevan sus decisiones. Al igual que comparten beneficios, compartir pérdidas.
Libertad es asumir riesgos
El perro, obediente y educado, prefiere la comodidad a la libertad. El lobo, sabiendo que renuncia a la comodidad, prefiere ser libre.2
La educación nos enseña que debemos ser empleables, no libres.
Si tus resultados dependen de la evaluación de tus iguales, vivirás para agradarles. Todo asalariado, al estar atado a opiniones ajenas, está en cierta medida domesticado.
La libertad implica riesgos. Sacrificar la comodidad y aceptar el factor azar de la vida. La libertad nunca es libre.
Hechos y palabras, los dos o ninguno
“Quienes hablan deberían actuar y quienes solo quieren actuar, deberían hablar.”
La falta de riesgos distorsiona la información. Estudiar el valor en los libros no te hará más valiente. Invertir en un simulador no te enseñará a invertir3.
Rompe el espacio entre palabras y acciones. Di lo que haces y haz lo que dices. No separes el conocimiento de la práctica.
“No me digas lo que piensas, dime lo que hay en tu cartera.”
Cuando te arriesgas a perder, eres más creíble. Lo que importa es el precio que pagas, no lo que “piensas” al respecto. Jugarse la piel significa no prestar atención a lo que dice la gente, prestarla solamente a sus actos y al riesgo que asumen.
Si te opones a algo, sé consecuente. Es inmoral defender las virtudes sin asumir sus consecuencias directas. La virtud se ha convertido en una señal sin coste. Subir una foto para apoyar X causa, es gratis.
La virtud actual va más de aparentar y señalizar que de ser. La virtud no es algo que pueda publicitarse. La forma más elevada de virtud es impopular, lo que indica una conducta genuina e implica asumir riesgos. Defender la verdad cuando es impopular. Poner en juego tu propia reputación. Eso es virtud.
El mundo se mejora tomando riesgos.
Sergio -.
Gracias por leer Aprendizaje Infinito.
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Cada viernes, un nuevo turno en el juego del Aprendizaje Infinito.
Pongo seguros entre comillas porque quien te dice a ti que mañana no cae el Estado tal y como lo conocemos. Para profundizar, esta edición de Suma Positiva con Tomás Pueyo como invitado:
Joan Tubau rescata los fragmentos de Skin in the Game donde Taleb escribe sobre la comparativa entre el perro y el lobo:
Invertir en un simulador es muy diferente a invertir en la realidad. Sobre todo en el plano emocional. Lo comentó Samuel Gil en esta entrevista que le hicimos en El Rincón de Aquiles: https://elrincondeaquiles.com/podcast/suma-positiva-samuel-gil