«De nada tengo más miedo que del miedo.» — Michel de Montaigne
El miedo es una emoción que limita los riesgos que asumes. Le debes la supervivencia de tu especie. El último en salir corriendo al escuchar el ruido acabó devorado cuando tras el matorral se escondía un depredador. Las presiones del entorno acabaron con los excesivamente temerarios. Los miedosos sobrevivieron, legando sus genes a las siguientes generaciones.
Las tecnologías propias de dioses se llevan mal con las emociones del Paleolítico. Lo que era útil en un mundo hostil donde la supervivencia estaba en riesgo, se vuelve contraproducente en la cómoda modernidad. Hoy, dejarse llevar por el miedo implica jugar una vida demasiado conservadora que acaba en arrepentimiento. Hoy, dejarse llevar por el miedo implica estar enganchado a una guerra en directo las 24 horas del día.
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Los miedos pueden ser de dos tipos: el miedo basado en hechos y el miedo basado en pensamientos. El miedo basado en hechos aparece cuando te encuentras frente a un peligro inmediato. Cenas tranquilamente con tus amigos y decides volver a tu casa dando un paseo. A mitad de camino, un encapuchado sale corriendo detrás tuya. En cuestión de milisegundos, la amígdala detecta la amenaza y moviliza todos tus recursos energéticos. Lo único que importa es correr. Y vaya si corres. El miedo basado en pensamientos nace de la preocupación por el pasado o el temor por un hipotético futuro. En el momento presente todo está en su sitio: ni has roto con tu pareja, ni has fracasado con tu proyecto. La mente te juega una mala pasada y recurre al mismo mecanismo que cuando te enfrentas a una amenaza real. Séneca, consciente de que la mayoría de miedos se basan en pensamientos, inmortalizó la idea en su conocida frase: «Sufrimos más en nuestra imaginación que en la realidad».
Tim Ferriss propone definir tus miedos en lugar de tus metas. Ser específico con tus miedos es el primer paso para conquistarlos. Que no haya pasado, no significa que no pueda pasar. Mañana podría dejarte tu novia o podría fracasar tu proyecto. ¿Qué puedes hacer hoy al respecto para prevenirlo? ¿Cómo puedes prepararte? Has hecho todo lo que estaba bajo tu control para prevenirlo y te has preparado lo mejor que sabes. Aun así, lo que tanto temías ha sucedido. ¿Qué puedes hacer para reparar el daño?
El miedo llegará sin cita previa. Hazle un hueco en tu vida. En el momento de la decisión seguirá ahí, mirándote directamente a los ojos. Lo mejor es que vayas acostumbrándote a su presencia. Sentir miedo es señal de que estás vivo. Si no lo sientes quizás tu vida es demasiado aburrida, quizás estás jugando por debajo de tus posibilidades, quizás te vas a arrepentir.
¿Sientes miedo? Buena señal. Captúralo en el papel y deja que te acompañe.
Sergio-.
P.D: Al leer el título puede que hayas pensado en esto.
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Gracias por leer Aprendizaje Infinito.
No sé, pero esta vez te leo más poético y emotivo y me ha maravillado. Y con esto no quiero decir que no seas emotivo, sino que suele ser una parcela reservada que no muestras a menudo ;)
Desde el título (y el subtítulo), conciso, al grano, enriquecedor, disfrutable y encima con toque de humor en la posdata. Gracias!!