Nunca he sido fan de la opcionalidad. Absolutamente todas las cosas buenas que he tenido en mi vida, las tengo al comprometerme con ellas por un largo período de tiempo o para siempre.
Creo que un buen consejo si se te dificulta comprometerte, es entender que en realidad no hay respuestas correctas o incorrectas previas a tomar una decisión. Solo puedes saber el resultado después de hacer algo y si nunca haces nada, te limitas a vivir en una constante expectativa, que es lo que la mayoría de la gente parece hacer. Inevitablemente vas a cometer errores y vas a tener aciertos, no hay certeza de nada.
Hay que vivir, arriesgarse y hacer, sobre todo cuando hay razones e intuición para hacerlo.
Buenísima la reflexión y me ha recordado un poco a mi vida. Importantes decisiones siempre han venido precedidas de multitud de opciones, que llegado un punto, he hecho all-in descartando todas las demás.
Igual que el rayo bajando de una nube, en cuanto encuentra el camino, descarga solo por ahí:
En mi caso, nunca he sabido (querido) comprometerme con nada. Ni siquiera con la amistad, cuando el vinculo comienza a endurecerse, tiendo a salir huyendo creando otro vínculo que me sustituya o una excusa. Me he preguntado muchas veces el porqué y siempre he apreciado mi temor a fracasar. A no ser la persona esperada o no estar al nivel.
Me quedo con “En lugar de arriesgarte y trabajar en proyectos que merezcan la pena, adquieres opciones“.
A mi me pasa también. Me escudo en mui juventud, pero me cuesta comprometerme con las cosas. Esta edición, como casi todas, es autoterapia. Me alegra que te haya servido a ti también.
Nunca he sido fan de la opcionalidad. Absolutamente todas las cosas buenas que he tenido en mi vida, las tengo al comprometerme con ellas por un largo período de tiempo o para siempre.
Creo que un buen consejo si se te dificulta comprometerte, es entender que en realidad no hay respuestas correctas o incorrectas previas a tomar una decisión. Solo puedes saber el resultado después de hacer algo y si nunca haces nada, te limitas a vivir en una constante expectativa, que es lo que la mayoría de la gente parece hacer. Inevitablemente vas a cometer errores y vas a tener aciertos, no hay certeza de nada.
Hay que vivir, arriesgarse y hacer, sobre todo cuando hay razones e intuición para hacerlo.
Hay que arriesgarse. Gracias por compartir tus ideas, Salomón.
La claridad mental de tus reflexiones no deja de asombrarme. Una delicia de texto. Gracias Sergio
Gracias a ti por leerme, Arantza. Intento aclararme escribiendo, me alegra que se vea reflejado.
Buenísima la reflexión y me ha recordado un poco a mi vida. Importantes decisiones siempre han venido precedidas de multitud de opciones, que llegado un punto, he hecho all-in descartando todas las demás.
Igual que el rayo bajando de una nube, en cuanto encuentra el camino, descarga solo por ahí:
https://youtu.be/TlLheyt0WxI
Gracias por tus palabras, Antonio
Lo bueno y breve, dos veces buenoo.
En mi caso, nunca he sabido (querido) comprometerme con nada. Ni siquiera con la amistad, cuando el vinculo comienza a endurecerse, tiendo a salir huyendo creando otro vínculo que me sustituya o una excusa. Me he preguntado muchas veces el porqué y siempre he apreciado mi temor a fracasar. A no ser la persona esperada o no estar al nivel.
Me quedo con “En lugar de arriesgarte y trabajar en proyectos que merezcan la pena, adquieres opciones“.
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Has dado en mi clavo.
A mi me pasa también. Me escudo en mui juventud, pero me cuesta comprometerme con las cosas. Esta edición, como casi todas, es autoterapia. Me alegra que te haya servido a ti también.